Denuncian opacidad del Centro de Apoyo al Desarrollo Rural de José María Morelos

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José María Morelos.- Mientras el campo morelense se marchita bajo el sol de la sequía y los productores lidian con la pérdida de sus cultivos a causa de la fauna hambrienta, una dependencia clave para el desarrollo rural permanece sumida en el silencio y la negligencia: el Centro de Apoyo al Desarrollo Rural (Cader) de José María Morelos.

Eliodoro Mex Colli, productor de la zona, denunció la reciente y sorpresiva exclusión de cientos de campesinos de los apoyos federales al campo, sin aviso previo ni explicación alguna. El recorte de este recurso, que es anual y representa un mínimo alivio para los agricultores de temporal, ha sido ejecutado de manera arbitraria, atropellando el derecho de los productores a recibir apoyo para sus siembras de maíz, frijol, calabaza y otros cultivos esenciales.

Pero lo más grave no es sólo la eliminación del apoyo, sino la total opacidad con la que se conduce el Cader local, encabezado por Lol-Beh Hoil, quien hasta la fecha ha ignorado reiteradas solicitudes de entrevistas para esclarecer la situación de los programas agrícolas. Esta falta de transparencia genera sospechas y frustración entre los campesinos, quienes no encuentran respuestas ni respaldo alguno en la dependencia encargada, irónicamente, de impulsar el desarrollo rural.

Las oficinas del Cader en José María Morelos son el reflejo físico del abandono institucional: un edificio deteriorado, sin rótulos ni señalética, donde nadie sabe si realmente se está trabajando o si simplemente se trata de una fachada vacía. Para los productores que acuden en busca de orientación o apoyo, el lugar es una metáfora del trato que reciben: puertas cerradas y funcionarios ausentes.

“Es lamentable que quienes deberían estar cerca del productor, escuchando y gestionando soluciones, se escondan. ¿Qué están ocultando? ¿A quién realmente están sirviendo?”, cuestionó Mex Colli con evidente indignación.

El productor también señaló la falta de coordinación entre instancias gubernamentales y propuso un plan de emergencia que incluya a Conafor, la dirección de Ecología y otras dependencias, para establecer estrategias que mitiguen los estragos de la sequía, incluyendo la protección de cultivos y la atención a la fauna silvestre que destruye las siembras por falta de agua y alimento.

La situación no es nueva, pero ha empeorado. Y mientras los funcionarios como Lol-Beh Hoil optan por el mutismo institucional, los hombres y mujeres del campo deben decidir entre abandonar sus parcelas o seguir sembrando en condiciones cada vez más adversas, sin apoyos ni interlocutores confiables.

La omisión, la opacidad y la desidia institucional han convertido al Cader en un obstáculo más para el desarrollo del campo en José María Morelos, señaló Mex Colli. Ya no basta con discursos ni con buenas intenciones: hace falta rendición de cuentas, presencia en el territorio y una gestión pública que sirva a quienes más lo necesitan. Porque mientras el campo se muere, en el Cader sólo florece el silencio.