Playa del Carmen.- Una importante nueva tendencia en la alimentación para bebés consiste en descartar las tradicionales papillas o compotas, y mejor darles a los pequeños trozos cortados de vegetales, frutas y carnes, para que sean ellos quienes de forma lúdica se alimenten y experimente no solo los sabores, sino las texturas de estos nutrientes.
Cynthia Calva, nutrióloga especialista, explicó que cuando un bebé cumple los seis meses, inicia la alimentación complementaria, adicional a la leche materna o de fórmula. Aquí, lo habitual era que el padre o la madre les diera una papilla directa en la boca. Sin embargo, más preferible es que sea el propio bebé quien se alimente, al acercarle su comida, ya preparada al vapor y cortada en trozos.
Entre las ventajas de este enfoque, conocido como “Baby Led Weaning” o BLISS, está el mejor desarrollo motriz, al permitir que sean los pequeños quienes practiquen en llevar los alimentos a su boca. También, auxilia a su desarrollo el que prueben distintas texturas en edades muy tempranas.
La doctora Cynthia Calva, quien tiene un local especializado en la alimentación inicial, comentó que los bebés tienen la suficiente fuerza para masticar con sus encías por lo que no hay que esperar a que aparezcan dientes para empezar a darles pequeños trozos de comida.




DEJAR EL AZÚCAR
Por otro lado, la nutrióloga destacó las ventajas de la dieta mexicana, la que es muy variada en alimentos con diversos nutrientes, por lo que debiera ser inculcada en nuestros niños, en lugar de caer en la “comida chatarra”.
“La comida mexicana tiene muchas ventajas: es atractivo en sabor, reúne muchos alimentos en una mezcla de colores y sabores; tiene el maíz, que aporta calcio; el frijol, que es una proteína vegetal; el nopal tiene un alto valor en fibra”, explicó.
El “truco”, señaló, es presentar los platillos tradicionales mexicanos de forma atractiva, quizá cortados en triangulitos, para que sean fáciles de agarrar con el tenedor o mano.
En cuanto al azúcar, Cynthia Calva comentó que por razones culturales, ya tenemos la idea que en cada festejo, ya sea un cumpleaños, navidad o el Día del Niño, tiene que haber dulces, lo que es perjudicial.
“Acabo de organizar un Día del Niño, con piñatas y cajitas para los niños, pero cero azúcares añadidas. Hubo snacks muy ricos y ningún niño vino a decir que faltaban dulces. Hay que ofrecer alternativas”, comentó.